domingo, 10 de enero de 2016

Constelaciones familiares

Gran parte de lo que hoy somos tiene influencia directa de nuestra historia familiar. Hechos, interacciones, creencias, actitudes, emociones y acciones que asumimos como si fueran nuestras, sin que nos corresponden, y que se convierten en pesadas y complejas cargas que nos mantienen en círculos repetitivos y bloquan el camino de nuestra vida.

Las constelaciones familiares son una herramienta de terapia breve, profunda y amorosa que facilita la sanación del alma familiar, de las herencias emocionales que se han ido transmitiendo a través de las generaciones. Esto, a través de reconocer y honrar nuestro nuestro origen, agradeciendo, dando a cada quien el lugar que le corresponde, identificando los desequilibrios y soltando las lealtades invisibles, para avanzar hacia la felicidad y la abundancia que merecemos.

Las constelaciones se realizan en dos modalidades:

Individual, a través de figuras, con las cuales se organiza y resignifica el mapa de interaciones y emociones familiares. Tiene una duración de dos sesiones.

En talleres grupales, en los cuales se logra una radiografía de la dinámica familiar, que se desarrolla a partir de los movimientos del alma. En esta última es posible asistir para constelar o como representante, es decir, para apoyar a otros en su constelación.

Para caminar hacia una vida próspera.

Lo que somos es un reflejo de las herencias familiares, de lo que quedó pendiente, de aquellos que no han sido reconocidos, de los miedos, las tristezas, la rabia, de las dinámicas emocionales de las generaciones que nos antecedieron.

Las constelaciones familiares nos permiten reconocer, ordenar, equilibrar, agradecer y soltar. Son un espacio amoroso, profundo y sanador, no solo para quienes constelan sino para los que generosamente se ofrecen como representantes y participan en la constelación de otros, dando y recibiendo un regalo de vida.

Los bloqueos y limitaciones que hoy tenemos en nuestra vida son un reflejo de las herencias familiares, de lo que quedó pendiente, de aquellos que no han sido reconocidos, de los miedos, las tristezas, la rabia, de las dinámicas emocionales de las generaciones que nos antecedieron.